Las nuevas generaciones de consumidores cambiaron la definición de “moda” agregando a sus outfits prendas utilitarias.
Durante la Semana de la Moda 2017 en París, Francia, el artista y director creativo Heron Preston sorprendió a todo el mundo con la colección “For You, The World”, que exhibió prendas con estética de la ropa laboral. El diseñador norteamericano se inspiró en el concepto de “autenticidad a través de la funcionalidad” que surgió en los uniformes de los trabajadores más comunes de una gran ciudad.
La historia de la moda tiene un largo antecedente en convertir lo ordinario en algo excepcional y las nuevas tendencias se enlazan a un elemento básico de conexión emocional o cultural. Muestra de ello es lo que ocurrió en una de las presentaciones de las colecciones del diseñador Demna Gvasalia, en la que una modelo subió a la pasarela con una camiseta amarilla con el logo de DHL.
La prenda apareció en las redes sociales de los influencers más fashionistas y fue altamente demandada durante la temporada primavera-verano. Gvasalia confesó que la empresa de mensajería formaba parte de su vida y que de alguna manera también debía ser parte de la cotidianidad de otras personas, quienes valoran el trabajo de los repartidores.
Estas vanguardistas interpretaciones de la indumentaria de trabajo mostraron modelos que equilibran ventajas funcionales y aspectos estéticos, pero que también tienen una transfondo social. La segunda piel de la clase trabajadora adquirió un rol significativo en determinados movimientos culturales.
Tomemos el ejemplo de la marca de workwear Dickies, que combina elementos moda y streetwear tradicional que se originó debido a la demanda de dos subculturas que escogieron a la marca por sus diseños funcionales: el skate y el hip-hop.
Tanto los patinadores como los hip-hoperos se identificaron con las personas que salían de las fábricas y de la construcción con su ropa Dickies, a quienes consideraban como trabajadores honestos que les apasionaba lo que hacían y no les importaba lo que pensaran de ellos. En los 80 y 90 la firma texana fascinó a los jóvenes convirtiéndose en un símbolo de autenticidad gracias a sus productos de alta resistencia.
La sangre más joven volvió a cambiar las reglas del juego
La generación del nuevo milenio no sigue un código de vestimenta. No suelen sentirse bien portando un uniforme y buscan versatilidad en prendas a las que les puedan sacar mayor provecho sin importar el nicho al que pertenezcan. Sus referencias de moda se basan en publicaciones de medios digitales y en las preferencias de líderes de opinión.
Los millennials modificaron la naturaleza del trabajo y en su proceso de adaptación a los entornos laborales surgieron nuevas formas de vestir que resultan una oportunidad de negocio para el mercado. La tendencia de imitar la apariencia de otras profesiones es la que más se ha aprovechado en la industria: los hipsters emulan el aspecto de un leñador (camisas a cuadros, pantalones de uso rudo y botas) o la de un pescador (gorro tejido, overoles o waders).
De repente los centros de venta de los principales distribuidores de ropa de trabajo se abarrotaron de jóvenes que buscaban artículos para complementar sus looks, pero descubrieron que la vestimenta laboral -más allá de la estética- es resistente, funcional y multifacética.
Las firmas más importantes de moda comenzaron a incorporar propiedades de workwear y viceversa, las marcas de ropa de trabajo modificaron su producción con ejemplares que satisficiera a las nuevas audiencias mientras elaboraban planes de fidelidad para no perder a sus clientes habituales.
Al igual que el punto de quiebre que ocasionó los movimientos del skate, el hip-hop y los millennials es posible que la generación Z provoque una transición evolutiva para la moda que todos los protagonistas de la industria deben prevenir.
Encuentra todos los productos de Dickies en www.dickies.mx.