Después de que la comedia “Los amantes pasajeros” dejara extrañado y tibio al público que desconocía al temprano Almodóvar de los 80’s, llega “Julieta”, el film que marca su regreso al drama y nos recuerda a entregas anteriores como “Los abrazos rotos”, “Volver” y “Hable con ella”.
Cuando el telón rojo se abre, se revela ante nosotros un mundo de fotografías que son rompecabezas en medio de una aparente calma que no es sino la contención absoluta de un enojo que ahora se anida en forma de tristeza en la cara de una envejecida Julieta, quien decidida nos cuenta su historia entre el onírico ciervo, el sentimiento de culpa y los férreos anhelos de la más compleja chica Almodóvar.
Es justo en ese viaje sin retorno en el que el director manchego monta en un tren a la protagonista y mueve los hilos del destino a su antojo hasta llevarla al borde de un ataque de nervios, solo que ahora no hay risas ni gazpacho que tranquilicen el sentimiento de culpa y el insistente silencio que enmudece la vida de Julieta, la mujer que daría todo por recobrar ese mundo que engendró y ahora se encuentra perdido.
Con destacas actuaciones de Emma Suárez y Adriana Ugarte como Julieta, es que Almodóvar apuesta por el drama basado en historias de mujeres pero distanciado de los temas provocadores que le han caracterizado. Un buen filme que parece eclipsado por el escándalo de los Panama Papers y lo contenido de sus formas que sin embargo no deja indiferente a ninguno cuando las luces de la sala se encienden.