¿Eres comida o eres sexo? Una pregunta directa y dura para una niña de 16 años que acaba de llegar a la ciudad y experimenta a la siniestra California que muestra sus luminosos dientes diamantados para exclamar vulgaridades. Es en este submundo surrealista donde la belleza no lo es todo, sino lo único; en el que Jesse, una dulce caperucita rodeada de lobos intenta alcanzar sus sueños en medio de una tensa telaraña de misterios y secretos.
Hermosa, salvaje y oscura es que esta fábula situada en una época donde amamos cosas y no personas, los sentimientos se cosifican hasta convertirse en moneda de cambio para obtener todo cuanto se pueda desear. Foto a foto, el flash sustrae el alma dejando hermosos y huecos a las perchas que modelan su propio destino en esta cruenta pasarela que nos regala un instante de su vitalidad, que gustosos consumimos en masa desde nuestra butaca en la complicidad de una oscura sala de cine para disfrutar del top metálico de Armani, los dorados de Saint Laurent y el vestido de gala de Giles Deacon diseñado especialmente para la película.
Es este perverso festín al que Nicolas Wending Refn nos invita con su última producción que no pretende hablar de un futuro, ni dar un discurso político sino de exaltar como cualidad el narcisismo de personas que como Jesse no pueden albergar sentimiento negativo alguno por poseer algo que les fue negado por nacimiento a muchos: el ser bellos ante los ojos de los demás.
Cercana a “Dumplings” de Fruit Chan y “Mullholand Drive” de Lynch, “Neon Demon” es una cinta de suspenso psicológico de Nicolas Wending Refn que divide opiniones sin pasar desapercibida gracias al barroquismo de sus imágenes, la belleza inmaculada de Elle Fanning (Maléfica), la aparición de Christina Hendricks (Mad Men) y Keanu Reeves (NEO, no necesita presentación); la participación de Jena Malone (Batman V Superman), Bella Heathcote (Sombras Tenebrosas) y la modelo Abbey Lee Kershaw (Dioses de Egipto); sin dejar de mencionar el sorprendente soundtrack a cargo de Cliff Martínez, con quien ya había colaborado el director en su entrega anterior “Only God Forgives”; que acompaña a la perfección a las imágenes mientras mantiene la tensión de la trama en el punto exacto para experimentar las ricas sensaciones de los personajes: el deseo, el gozo, el miedo, la adrenalina… el terror.